‘Discípulo’ se traduce de la
palabra griega mathetes que significa
“aprendiz”, “alumno”, “adherente”, “enseñado”. Dicho de manera clara el discípulo
es la persona que, como alumno o adherente, practica las enseñanzas de su
maestro.
Un discípulo hace lo que su maestro, y Cristo vino con una misión: «Porque
el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.» (Lucas
19:10).
Para nosotros como cristianos, esto significa ir a predicar el evangelio
a todas las personas que podamos mientras aún haya tiempo para hacerlo
El discipulado cristiano es un ministerio personal e intransferible en el servicio activo
de la ganancia de almas.
Llamado
al discipulado
Así
como los discípulos fueron llamados sin
tener ninguna calificación especial y estuvieron dispuestos a seguir al Maestro
dondequiera que Él iba; Dios nos llama a seguirle, a continuar y a terminar esta
obra santa de la predicación del evangelio de la salvación a los perdidos de
este mundo.
«Dios
no escoge para que sean sus representantes entre los hombres, a ángeles que
nunca cayeron, sino a seres humanos, a hombres de pasiones semejantes a las de
aquellos a quienes tratan de salvar» (Ellen G. White, Servicio cristiano, pág. 11)
Fundamento
bíblico
«Y les dijo: Id por todo el
mundo y predicad el evangelio a toda criatura.» (Marcos 16:15).
«Pero
vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido
por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las
tinieblas a su luz admirable.» (1 Pedro 2:9)
Fundamento
del espíritu de profecía
«La obra que hicieron los
discípulos, hemos de hacerla nosotros también. Todo cristiano debe ser un
misionero» (Ellen G. White, Ministerio de curación, pág. 71).
«Dios
espera un servicio personal de cada uno de aquellos a quienes ha confiado el
conocimiento de la verdad para este tiempo» (Ellen G. White, Servicio
cristiano, pág. 14).
Características
de un verdadero discípulo
1. Acepta el llamado de Jesús y
le sigue. Recibir el llamado
del Maestro para ser su seguidor es el más grande privilegio al que podemos
acceder, como cristianos entendemos que el llamado es por iniciativa divina pero
esto no excluye nuestra participación, puesto que se hace necesario que
aceptemos el llamado de seguirle y esto es algo que debe ser realizado en el
pleno y libre ejercicio de nuestra voluntad como queda en evidencia en el caso
de Mateo: «Después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví,
sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme y dejándolo todo,
se levantó y le siguió» (Lucas 5:27, 28;
14:23).
2. Se niega a sí mismo para
seguir a Jesús. Si bien
seguir al Maestro es una decisión voluntaria, es ese mismo ejercicio de libertad
el que nos lleva a someternos a su voluntad. El discípulo es el que decide ya
no decidir, sino permitir que sea Cristo quien conduzca su vida. «Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si
alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame»
(Mateo 16:25, Lucas 14:33).
3. Fiel estudioso de las Santas
Escrituras. No podemos pretender
ser seguidores de Cristo y desconocer su Palabra, todo discípulo del Señor debe
ser un asiduo estudiante de la Escritura buscando, cada día en ella halla el
maná espiritual que nuestras almas necesitan. «Dijo entonces Jesús… Si vosotros
permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos» (Juan 8:31).
4. Ama a sus semejantes. Sin lugar a dudas es el amor el sello
distintivo que diferencia a los discípulos de Cristo del resto de la sociedad
que se caracteriza por ser egoísta y materialista. «En esto conocerán todos que
sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros» (Juan 13:35).
5. Mantiene una íntima comunión
con Cristo. No se puede
pretender ser cristiano y no tener una intima relación con Cristo. «Permaneced en mí, y yo en vosotros,… el que
permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí
nada podéis hacer» (Juan 15:4).
6. Produce frutos. Los frutos son el resultado natural de una
experiencia viva de comunión con Cristo. «En esto es glorificado mi Padre, en
que llevéis mucho fruto, y seáis así mis
discípulos» (Juan 15:8).
7. Dispuesto a formar nuevos discípulos. El ser (discipulos) nos lleva inevitablemente
a hacer (discipulos). «Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga
a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros» (2 Timoteo 2:2).
Preparación del discípulo como instructor bíblico
1. Vida espiritual
· Consagración
· Humildad
· Fe
2. Preparación intelectual
· Conocimiento de la Biblia
· Conocimiento de los cursos bíblicos
· Conocimiento de la mente humana
3. Preparación mental
· Entusiasmo
· Perseverancia
· Sentido Común
4. Aspecto personal
· Cortesía
· Amabilidad
· Aseo y sencillez
· Vestimenta y vocabulario adecuados al medio
5. Actitud emocional
· Amar a las personas
· Desear su salvación
Preparación del discípulo como instructor bíblico
1. Vida espiritual
· Consagración
· Humildad
· Fe
2. Preparación intelectual
· Conocimiento de la Biblia
· Conocimiento de los cursos bíblicos
· Conocimiento de la mente humana
3. Preparación mental
· Entusiasmo
· Perseverancia
· Sentido Común
4. Aspecto personal
· Cortesía
· Amabilidad
· Aseo y sencillez
· Vestimenta y vocabulario adecuados al medio
5. Actitud emocional
· Amar a las personas
· Desear su salvación