En ese momento vinieron muchos recuerdos a mi mente, recordé aquella vez cuando todos los estudiantes de teología llegaron para vivir en mi casa durante dos meses, con el propósito de realizar una campaña evangelística. Recordé cuando comenzaron a armar esa tremenda carpa inflable que cubría toda la cancha de un parque cercano a mi casa. Recordé todas esas noches de predicación ininterrumpida por casi dos meses. Estaba seguro, definitivamente eso debía ser evangelismo.
Las respuestas no tardaron en
llegar: «Es dar estudios bíblicos», dijo alguien con mucha seguridad; «es
predicar el evangelio», respondió otro de entre el grupo; «es reunirse en
grupos pequeños», dijo alguien con timidez. En unos pocos minutos se enumeraron
casi todas las estrategias que se utilizan en el evangelismo, pero el profesor
no parecía satisfecho.
La respuesta del profesor nos
dejo a todos sorprendidos. El no mencionó una nueva estrategia infalible para
evangelizar al mundo, el simplemente dijo: «Evangelismo es un estilo de vida».
Una historia nos ayudará a
entender un poco mejor este concepto. Un adolescente finlandés, Paavo Nurmi, soñaba
con ganar una medalla de oro olímpica, pero que por sus limitaciones económicas
no podía dedicarse a entrenar, puesto que debía trabajar todo el día para tener
dinero. Paavo utilizaba cada momento libre que tenia para fortalecer sus
músculos. Durante la hora de almuerzo, mientras sus demás compañeros
descansaban, Paavo aprovechaba para correr, le encantaba correr tras el tranvía
de su ciudad y alcanzarlo. Muchas veces el conductor se detuvo pensando que él
quería abordar el carro, pero ese no era su propósito, él estaba entrenando.
Cuando fue llamado al ejército
finlandés, Paavo intensifico su rutina diaria, y con cronómetro en mano se
esforzaba cada día por superar su marca.
Cuando llego el día en que
Paavo pudo realizar su sueño, él estaba listo.
Estableció un nuevo record mundial
en la carrera de una milla, y ganó las carreras de 1.500 y 5.000 metros en un
mismo día. Dos días después ganó la medalla de oro en la carrera con obstáculos
de 10.000 metros.
Paavo tenía un sueño, y su
preparación para lograrlo no era una actividad esporádica, el entrenamiento y
preparación era su estilo de vida.
¿Es tu sueño hablarles a otros
de Jesús? ¿Tienes el fuerte anhelo de llevar a alguien a sus pies? ¿Estás
dispuesto a hacer del evangelismo tu estilo de vida?
Hacer del evangelismo un
estilo de vida no es una nueva estrategia de moda. No debemos confundir el fin
con los medios.
Al igual que mis compañeros en
aquella clase, muchos hoy pensamos que el evangelismo es una actividad
específica que se realiza en la iglesia. Cuando escuchamos hablar de
evangelismo muchas veces lo relacionamos únicamente con las campañas de Semana Santa,
estudios bíblicos y alguna otra semana de cosecha. Incluso pensamos que los
encargados de hacer evangelismo son únicamente el pastor y el hermano de
ministerio personal. Olvidamos que hacer evangelismo no es una actividad
esporádica, una estrategia de moda, ni mucho menos algo reservado para unos
cuantos. Hacer evangelismo es, o debería ser, nuestra razón de existir, nuestra
mayor motivación, nuestro estilo de vida.
Mateo era un joven sincero que
recientemente había aceptado a Jesús en su corazón y se había bautizado, cuando
escuchó al pastor hablar sobre la importancia de comprometernos en las
actividades evangelísticas de la iglesia, el propuso en su corazón trabajar
para Jesús. Se dirigió donde se encontraba el director de ministerio personal y
le dijo: «Hermano, yo quiero trabajar para Jesús». Inmediatamente después,
Mateo se encontraba totalmente equipado con una serie de estudios bíblicos y
unas cuantas direcciones de interesados para visitar. Bastó solo una semana
para que Mateo perdiera todo el entusiasmo que había experimentado aquella
tarde. Definitivamente dar estudios bíblicos no era para él.
Los que alguna vez hemos dado
estudios bíblicos sabemos lo maravilloso que es poder mostrarles a otros a
Jesús, y el gozo indescriptible que se experimenta cuando ellos deciden
aceptarle y entregar sus vidas por medio del bautismo. Si bien no todos tiene
ese don tú nunca descubrirás si lo tienes o no, a menos que lo intentes.
¿De qué manera se puede lograr
que en tu iglesia el evangelismo no sea unas cuantas semanas al año, sino todas
las actividades; juegos sociales, reunión de jóvenes, reuniones de Dorcas y que
cada culto sea evangelístico?